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Nabigazio-menura joan

Artículo de Mikel Ubarrechena, Presidente de Hostelería Gipuzkoa.

17 Ekaina 2012

EN BUSCA DE UN FUTURO PROFESIONAL SÓLIDO.

En una situación económica como la que estamos viviendo, se hace difícil encontrar noticias que aporten alguna alegría a la negativa visión que todos tenemos del futuro y, muy en particular, de las oportunidades profesionales de las generaciones venideras.

Por su especial relevancia para el sector que represento, quiero detenerme en un hecho que, para muchos pasará inadvertido, pero que, para nuestra hostelería, supone un hito sin precedentes. En pocos días finalizarán su primer curso los componentes de la primera promoción de alumnos del Basque Culinary Center, un centro universitario llamado a ser referente mundial en su ámbito y encargado de formar a los mandos intermedios y directivos de un sector económico que en el Estado representa el 7,2% de su PIB y, en Euskadi el 5,5%. Un año de experiencia, inmejorable para los alumnos -según me consta-, que, sin duda, habrá permitido ajustar y engrasar la dinámica formativa de la institución, para afrontar el nuevo curso con una mayor solidez en sus propuestas académicas.

Este final de curso me sirve para reflexionar sobre las nuevas necesidades de formación en nuestro sector y las expectativas de empleo en el mismo. En términos generales, la hostelería guipuzcoana ha conseguido mantener el empleo en el cuarto año de crisis económica, siendo reconocido por todos los estamentos sociales de nuestro  territorio histórico como un sector de futuro, dentro y fuera de Euskadi. Buena prueba de ello es que su peso en el cesta de la compra de las familias vascas, y del estado, ha crecido año a año de manera continuada a lo largo de las últimas dos décadas. De representar un gasto del 8,5% en la renta familiar del año 1.988, ha pasado a alcanzar el 10,5% en el año 2008 (solo superado por los gastos en vivienda y alimentación en el hogar). Aunque existan sectores sociales y legislativos que quieren “europeizar” nuestra forma de socializar para “meternos en casa”, el futuro del sector hostelero está, a mi modo de ver, asegurado en nuestro entorno, dada nuestra especial idiosincrasia. La hostelería juega un papel fundamental en nuestra forma de socializar como país y, pese a los efectos que la crisis vaya a tener en nuestros hábitos de consumo a corto plazo, el consumo de servicios hosteleros seguirá teniendo un lugar destacando en el gasto familiar en el medio y largo plazo.

A nivel de formación y empleo, y con esta visión positiva sobre el futuro del sector “in mente”, conviene analizar la evolución de nuestra hostelería y sacar conclusiones. En los últimos 15 años comprobamos que el sector en Euskadi, pese a haber reducido en un 6,2% el número de sus establecimientos abiertos al público, ha generado más empleo. En efecto, se ha pasado de los 36.440 trabajadores de 1995, a los 51.435 a finales de 2011, es decir un crecimiento del 41% en las plantillas empleadas.

Sacar conclusiones de estos datos y traducirlos a nuestra vida cotidiana es sencillo: se van cerrando los establecimientos pequeños, de carácter familiar y sustentados en un modelo basado en la extensión infinita de las jornadas de trabajo de quienes estaban al frente del negocio, y se sustituyen, en parte, por otros establecimientos de mayores dimensiones, basados, en muchas ocasiones, en los sistemas de franquicia. Esta realidad, que en Hostelería Gipuzkoa venimos detectando desde hace años y de la que todos somos conscientes hoy, exige, a quienes vayan a constituir o gerenciar un negocio hostelero, dominar nuevas herramientas de gestión impensables en el sector hace tan solo diez años.

En el futuro, el éxito en la hostelería no va a estar basado, sólo, en las “dobles jornadas” de quienes lideran el negocio. Para asegurarnos el éxito en nuestros establecimientos, además de una dedicación exigente, – como la de cualquier gerente de una Pyme-, deberemos proveernos de conocimientos en gestión de personas y liderazgo a fin de dirigir plantillas cada vez más amplias y preparadas; tendremos que manejar herramientas de marketing para diferenciar nuestra oferta, utilizar técnicas culinarias que nos permitan alcanzar la excelencia en nuestras elaboraciones, dominar sistemas de comunicación on line para posicionar nuestros negocios en las redes sociales, aportar creatividad para buscar soluciones a los problemas diarios de un sector cada vez más complejo. En definitiva, deberemos  adquirir una serie de técnicas y conocimientos inusuales en nuestro sector hasta hace bien poco y cuyo dominio, sin duda, asegurará la empleabilidad de quien los posean.

Pero es que, además, la hostelería representa, en Euskadi y en el conjunto del estado, el eje central de nuestra oferta turística – sector con escaso peso aún en nuestro entorno cercano, pero que está llamado a depararnos algunas de las pocas alegrías económicas de los próximos años-. Pues bien, también aquí, para aquellos que opten por posicionar su oferta hostelera en el mundo del turismo, la formación va a ser un elemento fundamental para alcanzar el éxito. Y no hablamos solamente de aprender y emplear idiomas en la relación con nuestros clientes; hablamos, también, de “vivir y convivir con culturas diferentes” y de “entenderlas y adaptarnos a ellas” para así ganar en competitividad. Hablamos de conocer a quienes nos visitan, pero, sobretodo, hablamos de convivir con otras culturas en nuestro periodo de aprendizaje para adaptarnos mejor a un mercado, como el turístico, que a escala global, y pese a la crisis, seguirá creciendo en las próximas décadas. Por este motivo, y respecto a otros sectores económicos, se hará cada vez más necesario en nuestro sector, elegir entornos formativos multiculturales para asegurarnos el éxito.

La hostelería guipuzcoana (vasca) tiene futuro como salida profesional para todo aquel que quiera formarse a conciencia y, como demostración en apoyo de esta afirmación, aporto un par de datos. El primero, las recientes declaraciones de los responsables del cluster vasco del sector de alimentación señalando la imagen de marca positiva de nuestra gastronomía en el mundo, como elemento del que sacar provecho para abrir mercados internacionales en su sector. El segundo, la reciente llamada de un amigo, reputado profesional del turismo con base en Rio de Janeiro, solicitándome profesionales vascos de hostelería (alojamiento incluído) dado el boom turístico que la ciudad – y Brasil entero – están viviendo con motivo de las Olimpiadas del 2016. Una formación de calidad, unidad a una bien ganada fama de nuestros profesionales, son, hoy por hoy, un seguro de empleo en un mercado laboral cada vez más globalizado.

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